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Una función de teatro ‘nudista’, para nudistas, se realizó por primera vez en Quito.
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La verdad no estaba muy convencido de que en la primera escena de la obra se vea a ‘Jesucristo’ desnudo.
¡Dios mío, no puede ser, nooo! Pero a la directora del monólogo le
pareció que era lo más apropiado. ¡‘Tocóf’ encuerarse! Las funciones
‘Proyecto 33’ arrancaron en el 2009. A veces, va a verla uno que otro
conservador, que siempre pide la representación de la ‘divinidad’ de
Cristo, ¡y ahí sí!, no tengo idea qué mismo piden. Pero la mayoría, en
especial los jóvenes, están de acuerdo con la obra y con esa mirada de
un Cristo que cree en la humanidad y que reivindica la capacidad de
decidir qué es lo que quiere hacer con su propio destino.
Apagón. La pequeña sala de Teatro en Casa, lugar del
encueramiento, se llenó de voces que se mezclaban y hacían difícil
decodificar palabras o temas de conversa. Lo primero que vi al salir a
escena fue pies descalzos, vellos de piernas, partes íntimas… en total
11 espectadores sin ropa; 10 hombres, una mujer, en lo que fue la
primera función de teatro para un grupo nudista en el país. ¡Elé!,
¡histórico! La primera escena, en la cual no se ven genitales y se
desarrolla en penumbra, junto a otras seis (de catorce), fueron
modificadas exclusivamente para la función nudista. ¡Se vio todito! y
me sumé a los “pervertidos”, “indecentes” y “pecadores”, porque a veces
así llaman a los Amigos del Nudismo de Ecuador (Anudec), quienes no comparten sus prácticas.
Fue un tipo de función cerrada, en la cual se evitó que curiosos entren e incomoden con miradas desde el morbo a los nudistas.
A Monserrat el nudismo le enseñó a reconocerse y a
detectar el miedo que a veces uno tiene a verse directamente. Practica
esto desde hace un año y medio. ¿Y por qué no hay más mujeres nudistas?,
le pregunto. “Son llenas de tabúes. Al hombre le han metido en la
cabeza que tiene que ser más abierto y hacer cosas sin preguntar
demasiado, en cambio la mujer debe estar supeditada a lo que el resto
diga. Muchas de ellas no van por distintos temores”.
¿Y qué cambios le ha dado el nudismo en su vida? “Mucha
tolerancia, en especial con aquellos que no lo aceptan… son personas que
tienen una vida social en la que les toca estar sujetos a ciertas
circunstancias. (El nudismo) me ha dado mucha seguridad”, cuenta. Sus
hijos de 10 y 16 años conocían que aquel sábado Monserrat iba a ver
‘Proyecto 33, en su versión al desnudo’. Llegó sin ningún tipo de
incomodidad de por medio, dejando que el resto ejerza su derecho a
pensar lo que quiera, incluso quienes a veces confunden cosas y creen
que está buscando relaciones sexuales.
Henry lidera Anudec, él cuenta que seis personas son la base de la
agrupación y que hasta 30 suelen acudir a sus encuentros nudistas. La
regla de oro: respeto a uno mismo, a los demás y al medioambiente. “El
cuerpo no es nada más que un cuerpo, hay mucho más que aprender, sentir y
vivir”, asegura. Henry practica el nudismo desde el 2009,
año en que en el Itchimbía se realizó uno de estos eventos. A partir de
ahí se define como ‘nudo-naturista’, lo cual implica que el hombre
pueda disfrutar de la vida, no solamente a través de su cuerpo desnudo,
sino de una buena alimentación; salud mental, espiritual y una buena
relación con el prójimo.
La experiencia me genera las siguientes preguntas: ¿será que
luego de esto me quedaré mudo? o ¿talvez sea objeto de una maldición
como la que le dejó Makanaqui al Barcelona? No tengo otras
interrogantes porque ninguna mirada me incomodó con morbo. Todo fue
relajado. ¿Pudor? Confieso que horas antes de entrar a escena pensé que
me iba a poner más nervioso que de costumbre o que iba a olvidar el
texto, pero nada de eso ocurrió. Aprendí que la vergüenza con la desnudez no tiene mucho que ver, no se llevan,
alguien las juntó por las santas y entre ellas se detestan. Es curioso,
pero estando desnudo uno no deja de pensar: este soy, así me quiero,
así quiero que me quieran. ¡Bonita la sensación! |
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